martes

Legitimados

Por Rubén Greco Rótolo

Guillermo era un buen muchacho, algo precoz en sus habilidades. Esto generaba en su familia y allegados un orgullo particular. Con solamente 15 años había participado en un certamen de física, obteniendo mención de honor, este dato no parece demasiado notorio, al menos si no se aclara que el citado certamen fue organizado por la Universidad de Buenos Aires, contando en el mismo a sus graduados. En dicho certamen realizó una maravillosa explicación del teorema de Fermat que aún se recuerda en el ámbito académico.
Guille había nacido en un pueblo de Santa Fé, y aún cursaba sus estudios secundarios cuando la Universidad de Sevilla se interesó en él, por recomendación directa del decano Gómez Ordoñez. Probablemente por sus calificaciones por encima del resto, y sobre todo por su actuación en el certamen de la UBA.
Ya convertido en un vecino notable de su pueblo, y motivo de orgullo colectivo, decidió viajar a España aceptando la invitación a una serie de cursos de la Facultad de Física de Sevilla. Fue emocionante lo ocurrido en una de esas charlas, cuando Thomas Hales lo invitó a explicar su resolución del problema del empaquetamiento de Kepler.
Las noticias de él y sus notables charlas y disertaciones eran esperadas y celebradas con gran entusiasmo. Su pueblo cada vez se interesaba más en la Física y poco a poco las fronteras de ese orgullo colectivo, que comenzó en Santa Fé, se ampliaban más y más. Todo el país se sentía parte de sus triunfos, y eso a Guille le gustaba, aún cuando la presión iba in crescendo.
En las cafeterías porteñas se había cambiado por completo el objeto de las charlas. Ahora los debates giraban en torno a los problemas pendientes de la matemática, se discutía sobre la Hipótesis de Riemann, las ecuaciones de Navier-Stokes, complejos ejercicios matemáticos eran resueltos por “filósofos de bar” echando mano a dudosas técnicas de razonamiento.
Una tarde, Héctor Tavella, decano de la Facultad de Física de la Universidad de Córdoba, fue entrevistado en un programa de la televisión nacional. Habló sobre física aplicada, pero parece que sus dichos y reflexiones fueron demasiado tibias o centradas, porque el resto de los medios nacionales de comunicación levantaron esas palabras con duras críticas, los titulares de los diarios lo destruyeron al grito de “Tavella asegura que no hay solución a ecuaciones del tipo xn +yn= zn”, cuando ya en todos los bares se daba ese tema por resuelto, y aún con números enteros.
Guillermo continuaba su labor con gran entusiasmo, esfuerzo y sobre todo; éxito. Pero llegó el momento de regresar a su país para completar sus estudios en la universidad.
La pasión argentina por la física era descomunal, y él se sabía parte de ese fenómeno. Ya no se hablaba de una “simple ciencia”, la habían convertido en un “sentimiento”, aún a pesar de los esfuerzos de la comunidad científica, y del propio Guillermo. El fenómeno lo devoraba todo, se vivía pendiente de la última revista científica, y de los reconocimientos hacia Argentina por parte de la comunidad internacional, los cuales no eran pocos.
Su carrera avanzaba a paso firme, sus calificaciones eran altas y sus aportes a la física impresionantes. Y un buen día llegó el momento de la tesis que le daría el título de grado. El evento era televisado por cadena nacional, los televidentes observaban y le respondían al televisor con gran elocuencia, aunque con cuestionables argumentos científicos.
Nadie podría asegurar si Guillermo estaba nervioso, ni siquiera si estaba concentrado. Todos estuvieron más pendientes de sí mismos, en ese evento, que de nuestro jovencito convertido en Héroe Nacional.
El resultado fue devastador, Guillermo no aprobó la tesis. No la pudo defender aún con los grandes esfuerzos que le había demandado su elaboración.
Aún conservaba lágrimas en su rostro cuando se aventuró al pasillo de la facultad, donde lo esperaba un grupo de aficionados a la física, esos mismos que conjeturaban desde los cientos de bares del país.
“Sos una mentira”, “nos ilusionaste en vano, cuando más esperábamos de vos nos defraudaste”, “Demostraste que no sabés nada de física, sos una vergüenza nacional”, o infames preguntas del tono de “¿Sin tus colaboradores de la universidad española no sos capaz de resolver simples ejercicios?”
Guillermo estaba devastado, pocos habían resultado sus esfuerzos para complacer tal voracidad de éxito de sus connacionales. Pero los que más lo querían corrieron a abrazarlo, lo quisieron más que nunca, sabiendo que esa derrota no achicaba su genialidad científica.
El pueblo todo se sintió legitimado para criticarlo, aún cuando su influencia sobre la pasión del pueblo por la física había sido solo un resultado de su propia pasión por ella.
Su madre, una mujer formidable, se apresuró a decirle al oído:
“Guille, todo lo que estudiaste lo estudiaste por vos, y por la física. Hoy no aprobaste tu tesis, pero tenés tan solo 23 años. Cuando todos los que ahora llenan sus bocas reclamándote eficiencia estén nuevamente en sus labores vos estarás estudiando, desarrollando, aportando a la física. Ellos descansarán de escuchar teorías y de realizar cansadores ejercicios, pero vos no. Vos estarás yendo por más, por la revancha.
Esta breve historia fue, tal vez, publicada en un pequeño diario zonal de Santa Fé. No sabemos si fue real, o un delirio de algún ignoto autor de crónicas. Pero llama mucho la atención la inverosimilitud, eso jamás podría ocurrir. Quien estudia lo hace por él, por la ciencia que desarrolla. Y a nadie se le ocurriría abuchear a un estudiante por haber fallado su tesis.


Aunque, ¡esperen! ¿Qué pasaría con esa historia si cambiamos Santa Fé por Rosario?

¿Física por Fútbol?

¿Universidad de Sevilla por Barcelona F.C?

¿Tesis por Campeonato Mundial?

¿Guille por Lionel Messi…?

Siempre habrá revancha…

1 comentario:

  1. y cada día me cruzo con cada "aficionado de la física"...

    ojalá de a poco vayan empezando a pensar y opinar sobre sus propias vidas... ya que si bien este cuento es más específico, digo, tiene nombre y apellido, bien puede aplicarse a una gran variedad de temáticas...

    Cuantos opinólogos y cuantos hacedores hay?...

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