La lucha de las mujeres por conseguir la igualdad aún no ha finalizado, aunque los resultados obtenidos hasta acá son alentadores. Pero lejos estamos de la ecuanimidad por parte de la sociedad hacia nuestras madres. Un hombre puede no tener esposa, hermana o amigas, pero sin dudas tiene Madre, de ese modo debiéramos dirigirnos a las mujeres todas.
Muchos de los escollos hallados en el camino se deben justamente a nefastos personajes femeninos. Y eso nos atraviesa en la política argentina actualmente.
Nuevamente exhorto al lector a hacer un breve, brevísimo, ejercicio de observación. De un lado las “representantes” de la actual oposición; Hilda González de Duhalde, Patricia Bullrich, Elisa Carrió, y por supuesto la boxeadora Graciela Camaño. Dado el breve espacio en que actualmente contamos acá me resulta imposible reflejar por completo sus actividades, pero no olvidemos que esto es un ejercicio; así es que esta sería la parte de “tarea para el hogar”, ¡vamos! Le resultará divertido. Volvamos sobre el carácter boxístico de Camaño (recuerde el golpe propinado en el Congreso a Kunkel); ¿por qué cree usted que se atrevió a tamaño exceso en un fuero como el Congreso Nacional? Es decir; ¿considera que pudo más la impunidad de saber que aún realizando un acto de barbarie en ese recinto no habría consecuencia legal alguna? ¿O bien que sabiendo que al ser ella una mujer el citado Kunkel no devolvería el golpe?
En la otra vereda tenemos a la Dra. Cristina Fernández, la diputada Juliana Di Tullio, la concejal marplatense María José Sánchez, o como ha saltado a primera plana actualmente la Dra. Lucía Corpacci (gobernadora electa por Catamarca).
Observar actitudes, recabar datos, y sobretodo escucharlas. A ustedes mujeres les pregunto; ¿Quiénes sienten que representan con más decoro a su género? Ese género que brega por igualdad.
Es la igualdad completa, o no es nada.
No son estas líneas un intento proselitista. Ni siquiera son un saludo hacia Corpacci, de quien ya algo sabemos por su actuación como senadora, pero nos resta seguir observándola para que esta conserve nuestro respeto, al menos el de quien escribe. Son estas líneas una invitación a pensar, a pensarnos como hombres y mujeres.
Como sociedad estamos avanzando, y eso se nota. Pero no podemos recostarnos sobre nuestros triunfos breves. Debemos ir por más, siempre por más. Hasta que todos estemos representados, bien representados.
Y las boxeadoras en el ring, en donde si dan golpes también se exponen también a ellos. Esas boxeadoras con guantes y ring son las respetables. No las arrebatadoras de uñas esculpidas y bancas del Senado.