viernes

Néstor Carlos Kirchner (1950 – 2010)

Un feriado y el deseo de que el censista llegase al menos al mediodía para poder dormir un poco más ese día. La noche anterior habíamos cenado bien, habíamos reído y mirado a los ojos a la mujer que amamos. Néstor en su lugar en el mundo; yo en el mío. Ambos ajenos a la realidad que le esperaba al otro.

El censista finalmente llegó cerca del mediodía. Pero mucho antes, cuando aún no eran las diez de la mañana sonó el teléfono celular. Una voz de mujer sonó entrecortada, yo aún no despertaba. Cuando reconocí en ese sonido la voz de mi madre la sangre se me heló. Nunca ella me llamaría a esa hora un día feriado, sabe de que mi segundo placer impostergable es dormir, justo por delante de pensar, que es el tercero. Así es que nada bueno podría estar ocurriendo.

No recuerdo si nos saludamos, si recuerdo que no nos dijimos adiós tras esa conversación, lo central de la misma fueron dos simples y trágicas cosas:

“Nos quedamos en bolas, se murió Kirchner”

La sorpresa y el dolor fueron casi instantáneos, pero pronto fijé mi mente en dos aspectos; el primero y más importante fue pensar en Ella, esa mina que la noche anterior vio en los ojos de Néstor a su compañero de vida como muchas otras noches, esa mina que no dejará este proyecto Nacional y Popular, y mucho menos nos dejará a nosotros solos. Alcancé a decírselo a la mujer que lloraba.

Creo que se lo dije antes de cortar la llamada, fue mi primer pensamiento y aún cuando los hechos se van sucediendo el mismo prevalece. Mucho más luego de verla parada, fuerte, gigante.

Hace dos años aproximadamente alguien que se ganó increíblemente mi respeto y admiración dijo, en otras circunstancias y ante mi pregunta de “¿y ahora qué hacemos?”:

“Ahora hay que desensillar y esperar a que escampe. Si vemos con claridad nuestro futuro estará asegurado, pero en este lío de neblina vano resultaría que saliéramos corriendo”

Cuánta razón tenía el Licenciado Oscar Quirós, ¡si hasta se aplica ahora mismo!

Viendo la Plaza de Mayo, y el eterno desfile de personas que se acercan, noto que la sabiduría de las palabras de Quirós fue comprendida por muchos, por cientos, por miles.

La gente se acercaba a dar el último adiós a Néstor, a despedirlo sentidamente. Pero mucho más los motivaba gritar, con la rabia de la injusticia:

“Cristina, ¡no estás sola!”

Acá tenés a tu pueblo que está con vos. Te pedimos que no llores a Néstor ahora, porque te necesitamos más que nunca firme, erguida, ¡Madre!

Agradezco eternamente a Néstor y a Cristina haber logrado que yo, como tantos jóvenes, recuperásemos la fé en la política. Ahora creemos…

Rubén Greco Rótolo (DNI 29.985.893 – 24/12/1982)

Hace muchos años, un mayo de 2003. En la Plaza de Mayo miré los ojos celestes de una muchacha rubia que compartía conmigo la multitud y pensamos lo mismo, no recuerdo quien de los dos los dijo, pero pensamos lo mismo; algo está cambiando. En ese momento era un presentimiento, hoy es una realidad. Y quienes provocaron ese cambio están ahí ahora mismo, él yace ante el lamento de su pueblo, y ella escucha retumbar en las paredes; "¡no estás sola Cristina!"

Nota completa publicada en el semanario Noticias de la Región, de Alberto Ciurca, GBA sur.

1 comentario:

  1. Creo que debemos tomarnos un minuto y hacer silencio...

    Respirar profundamente y aún en silencio, pensar un poco, pensarnos... ver nuestro entorno, recordar qué pasaba en esos mismos lugares hace algunos años...

    Volver a alzar la vista y seguir actuando.

    Obviamente Néstor tenía sus defectos y seguramente se le podrían hacer críticas, más y menos, fundadas... Era un hombre, no un dios..
    pero así y todo tuvo el poder de llevar a la acción un montón de ideas que mejoraron y mejoran día a día nuestro entorno.

    "Yo no soy kirchnerista", decía un hombre que estaba hacía ya 4 horas en la cola para despedir al ex presidente.. "pero no puedo dejar de reconocer sus aciertos. Además, estoy acompañando el dolor del pueblo. Porque eso es lo que hoy está en la Plaza, el pueblo". Y lo decía este hombre adulto, mayor, que recién empezaba a peinar canas...
    y junto a él hablaron jubilados, jubiladas y muchos jóvenes, que volvemos a creer que es posible...

    No voy a decir que no me dan cierto temor los buitres que sobrevuelan la Casa Rosada... pero yo creo en el proyecto Nacional y Popular;

    Creo en la unión de Latinoamerica,

    creo en Cristina.

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