miércoles

Macri Navideño: Veto a la Ley que esperanzaba a las Fábricas y Empresas Recuperadas

por Ale Samsa

¿Cuántos recordamos lo sucedido en diciembre del 2001 y su crisis antes y después? Y no me refiero sólo a los cacerolazos, a los saqueos, a la imagen del ciudadano chino que lloraba frente a las cámaras de Crónica TV, ni a las terribles muertes ocurridas en todo el país. Tampoco me refiero al presidente electo huyendo de Casa Rosada en helicóptero, mientras la montada golpeaba sin ton ni son y se sucedían varios presidentes que no llegaban ni a calentar el sillón de Rivadavia. No me refiero sólo a los despidos, a las cesantías, a los Patacones, a los Lecop, entre otros, que eran esos papelitos en los que se había transformado parte de nuestros sueldos (obviamente, de los que tuvimos “suerte” y lográbamos mantener el empleo). Tampoco voy a reseñar sobre los clubes de trueque u ollas populares que se organizaban en los barrios; ni al famoso índice de Riesgo País, ni a los números en alza de la desocupación, la miseria y la incertidumbre.
Sino que, esta vez, quiero recordar otra pata que se comenzó a formar y a mover después de todos esos hechos que nombré (y sé que la lista está incompleta). Una pata que hizo que muchas personas vuelvan a creer y vuelvan a sentir la dignidad de un trabajo: las fábricas y las empresas recuperadas
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Ahora bien, ¿Qué son las fábricas y empresas recuperadas o autogestionadas? Son aquellas fábricas que abandonadas por las patronales, o que víctimas de vaciamientos, presentaciones de quiebra o cierres, han sido ocupadas por sus trabajadores y puestas a producir por los mismos. Es decir, que no son empresas “tomadas” o “invadidas” a la patronal; sino que son la vuelta a la producción cuando el dueño ya nada podía (o quería) hacer con su empresa más que declararla en quiebra y cerrarla (y andá a cobrarle a Gardel…)
Recordemos que la década de los ’90 significó el cierre de muchas fábricas, generando una crisis que sumió a los trabajadores en condiciones laborales deplorables (maldita flexibilización laboral) o desocupación. Pero, a su vez, se fue generando un grado de resistencia, movilización y lucha popular que tuvo su punto álgido el 19 y 20 de diciembre, haciendo que frente a la destrucción de los puestos laborales se generara la actitud de tomar aquellas plantas que habían cerrado, para asumir la responsabilidad de poder garantizar el empleo. Es decir, no se tomaron plantas en crecimiento o en proceso de producción, sino aquellas que estaban destinadas en convertirse en recuerdo, empresas abandonadas por sus patrones y dueños. Reitero: cerradas, a punto de cerrar, o en quiebra.

Lo maravillo de este proceso -que tiene algunos antecedentes históricos y que a su vez, los obreros argentinos se convirtieron en modelo o referencia de otros países-, además de significar la conservación de un sustento, es la nueva dinámica entre el obrero y la producción. La generación de conciencia de los trabajadores involucrados y del todo el movimiento popular. Se pone fin, a su vez, al maltrato y manoseo patronal, retransformándose el significado de la dignidad como trabajadores, y a su vez, aparece la clase obrera por sobre el “gerente” o “patrón” y su capacidad para “organizar” la producción. En este punto, los trabajadores, dejan de ser “simples” obreros preocupados por la subsistencia propia y de la familia, para encontrarse encarando los conflictos y asumiendo completamente la identidad de clase.
Hay que señalar el apoyo mutuo que se brindan los trabajadores de diferentes empresas recuperadas, y que forman una red que trasciende la producción y genera un respaldo solidario de múltiples organizaciones populares que se articulan en diferentes formas de lucha: centros culturales, bibliotecas populares, cooperativas de trabajo, comedores populares, salitas de primeros auxilios, proyectos de construcción de viviendas, etc. Además, esta unión es necesaria también, frente a los diferentes embates de los poderes: policial y judicial, que buscan por varios medios sofocar estas experiencias.
El fenómeno de las empresas recuperas se presenta en las zonas de mayor población y desarrollo capitalista, como por ejemplo, Gran Buenos Aires, Santa Fé, Córdoba, Mendoza, Neuquén, La Pampa, Río Negro, Jujuy y también, la Capital Federal.
Desde la primera fábrica recuperada en la Argentina: la ex Gip-Metal S.R.L. (Agosto de 2000; ubicada en Avellaneda, Bs. As.) hasta la actualidad existe una carencia legislativa y de la administración de justicia con relación a la ocupación de empresas. Si bien existen núcleos como el Movimiento Nacional de Fábricas Recuperadas, y el Movimiento de Empresas Recuperadas, que reciben asesoramiento profesional en toda la línea de necesidades de gestión (administrativa, comercial, impositiva y contabilidad, tecnológica, etc) por parte de la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (APYME) el problema con la “legalidad” sigue vigente.
En este año este sector productivo ha conseguido consolidar sus logros en cuanto a las mejoras comerciales, perfilando un aumento de la producción, maquinaria y nuevos mercados. El trabajo cooperativo ha logrado cosas impensadas: poner en funcionamiento una fábrica quebrada, generar empleo, y llevarla a niveles competitivos en el mercado global. Hoy, el Movimiento de Fábricas Recuperadas por los Trabajadores (MNFRT) nuclea a más de 250 fábricas recuperadas y agrupa a más de 20 mil obreros. Donde el 80 % de ellas enfrentaba quiebras que las hubiera llevado a su olvido y hoy son fuentes de producción y trabajo.
Además, desde el 20 de junio de este año, las empresas recuperadas estaban con una luz de esperanza con respecto a su situación judicial. Ya que desde Presidencia se promulgaron las modificaciones a la Ley de Concurso y Quiebras, durante una audiencia que se concedió a Luis Alberto Caro (presidente del Movimiento Nacional de Fábricas Recuperadas) y representantes del Movimiento, junto con autoridades como Carlos Tomada (Ministro de Trabajo), Amado Boudou (cuando aún era Ministro de Economía), Débora Giorgi (Ministra de Industria) y Carlos Zannini (Secretario Legal y Técnico).
Principalmente las modificaciones aprobadas incluyen la posibilidad de la continuidad de la producción de la firma a través de los propios trabajadores, siempre que manifiesten la voluntad de hacerlo, aún cuando la cooperativa de trabajo esté en formación. Asimismo, los trabajadores, tendrán prioridad para la adjudicación en forma directa de los bienes, mediante créditos laborales. Es decir, que cuando la deuda que tenga la empresa con los trabajadores (aguinaldos, vacaciones, sueldos, etc al 100%) equivalga al capital, entonces el juez podrá adjudicárselas directamente, más allá de la voluntad del empleador. Para así, evitar el cierre de la empresa y asegurar la fuente de trabajo.
Pero a las 29 empresas radicadas dentro en la órbita del Gobierno de la Ciudad, esta esperanza comienza a apagarse, ya que en el Boletín Oficial del GCBA Nº 2818, del 23 de diciembre (como irónicamente mencionaron varios medios “un amargo regalo de Papá Noel”) apareció publicado el Decreto Nº 672, en el cual, el reelecto Jefe de Gobierno, Mauricio Macri, vetó la Ley Nº 4008 de la Legislatura porteña, que el 17 de noviembre había prorrogado por seis años la vigencia de normas que dejaban en manos del Ejecutivo de la Ciudad la expropiación definitiva de las plantas donde hoy funcionan los emprendimientos autogestionados. Veto que pone en riesgo más de dos mil puestos de trabajo directos, eliminando los instrumentos legales obtenidos por los trabajadores –con procesos de expropiación en vigencia y que ahora podrían revertirse. Y en este caso, aquellos patrones que habían solicitado las quiebras, vaciado empresas, etc podrían ahora (cuando la maquinaria ha vuelto a funcionar) ir a reclamar aquello que tiempo atrás habían abandonado.
El Jefe de Gobierno cuestiona en su veto la conformación de una “mesa participativa” que debía acompañar el proceso de expropiación, que debería ser integrada por representantes del Ejecutivo, miembros de las comisiones de Desarrollo Económico, MERCOSUR y Políticas de Empleo de la Legislatura, y por un representante por cada una de las 29 empresas recuperadas. Mesa, que según el macrismo, resulta “contraria al principio de división de poderes” establecido en el artículo 1º de la Constitución de la Ciudad.
Cabe recordar que la Ley Nº 1529 (apoyada por la vetada Ley Nº 4008) agrupa las empresas recuperadas y las declara de utilidad pública y sujetas a expropiación de acuerdo con la Ley Nº 238. Es decir, como menciona el legislador “Tito” Nenna a diversos medios, “la expropiación ya se tenía que haber cumplido, pero como ése no fue nunca el objetivo político del gobierno de Macri, en noviembre votamos la Ley 4008, para prorrogar la vigencia del proceso de expropiación”; señalando además, el “nivel de perversidad inaudito” ya que el veto lo dieron a conocer un día antes de la Nochebuena”.
Ahora, hay que esperar, como señaló Eduardo Montes, trabajador de Gráfica Patricios, a que se apruebe una ley de mayoría especial que tendría que volver a votar la legislatura porteña, luego de haber discutido con diputados nacionales y de la Ciudad que “los quieran acompañar”. Y no hay que olvidar que estamos hablando de más de dos mil puestos de trabajo, más de dos mil familias. Ya que como se dijo desde la dirigencia de la Cooperativa IMPA “Ocupar, Resistir y Producir es la consigna de la hora para sembrar un futuro donde el pueblo trabajador sea el verdadero protagonista de su historia”.


Fuentes:fabricasrecuperadas.blogspot.com
NoticiasUrbanas.com.ar
Gambina, Julio “Empresas Recuperadas en Argentina”, 2003
Página 12
Unse.edu.com.ar
Boletín Oficial de la Ciudad de Buenos Aires

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